Manchester City vencio agonicamente al QPR (3-2) en casa, y logro su tercera liga en la historia. Un dia inolvidable para todos los citizens, que tras 44 años de apoyo incomensurable, reciben su recompenza y con creses. El argentino, Sergio Aguero, anoto el historico gol a segundos del final, revirtiendo el resultado en menos de 3 minutos.
Cita con la historia en el Etihad Stadium. El Manchester City se jugaba
el título de la Premier League ante un Q.P.R. que necesitaba la
victoria para asegurar su permanencia en la primera división inglesa.
Los tres puntos eran vitales ya que aseguraban el objetivo de ambos
equipos. El conjunto dirigido por Mancini podía conseguir su primer
título de Premier League desde 1968, y el de Mark Hughes buscaba no
descender en su primera temporada en la máxima división del fútbol
inglés desde hacía mucho tiempo.
Para el importante partido, Mancini salía con el que ha sido su once de
gala en los útlimos partidos, con Tévez y Agüero arriba, Nasri y Silva
por detrás y Touré y Barry en el doble pivote. En defensa repetía
Zabaleta en el lateral derecho debido a su gran estado de forma, al
igual que Clichy por la izquierda. La pareja de centrales, la habitual,
con el recientemente nombrado mejor jugador de la temporada, Vincent Kompany, y con Joleon Lescott, siempre con las espaldas cubiertas por Joe Hart.
Mientras, Hughes salía con un equipo a priori bastante ofensivo, con
dos puntas como Cissé y Zamora, y dos jugadores veloces por la banda,
Jamie Mackie y Shaun Wright-Phillips. En el doble pivote el díscolo Joey
Barton y el veterano Shaun Derry para las tareas de contención. En
defensa Onuoha y Taiwo por la banda y Anton Ferdinand y Hill,
ex-'citizen', en el centro. Como siempre Paddy Kenny sería el encargado
de mantener la portería a cero, una labor siempre complicada ante un
equipo con el poderío ofensivo del City. La sorpresa era la suplencia de
Taraabt, el hombre que le dio el ascenso al Q.P.R. el pasado año.
Los equipos salían al terreno de juego bajo la tremenda ovación de la
afición hacia su equipo. Los aficionados que acudieron al Etihad sabían
que estaban ante un partido histórico y ya desde el comienzo no pararon
de animar a sus jugadores. Y estos no tardaron en dominar el encuentro.
El City salió con ganas de buscar el primer gol, y dominaron la posesión
de la pelota desde el primer minuto.
Sin embargo, la gran defensa del Q.P.R. conseguía que los 'citizens' no
pudiesen crear ocasiones de excesivo peligro a pesar de estar jugando
continuamente en terreno visitante. Mientras tanto, y después de sus
duras defensas, el equipo visitante buscaba la velocidad de Cissé o
Wright-Phillips a la contra. Los nervios empezaban a notarse en la
grada, viendo que su equipo no podía con la férrea defensa del equipo de
Hughes, mientras los jugadores buscaban de todas las maneras encontrar
un hueco en ese muro que planteaban los visitantes.
Las malas noticias se sucedían para el City, que además de ver lo
difícil de perforar la meta rival, se encontraban con el gol del United
en el estadio del Sunderland y con una noticia realmente mala en su
propio campo. Touré Yaya se echaba la mano atrás y parecía haberse roto.
El marfileño buscaba continuar en el campo pero se le veía con
continuos gestos de dolor.
Pero no quiso irse, quería ayudar. Y lo hizo, como siempre. El balón le
llegó en el área al marfileño que la dejó para la llegada desde atrás
de Pablo Zabaleta, que conseguía su primer gol de la temporada rompiendo
el balón. Kenny conseguía tocar el balón, pero veía como posteriormente
se introducía en su portería. El Etihad estallaba de júbilo, la liga
volvía a estar cerca. Por el otro lado, pasaban los 5 minutos más
trágicos de la temporada para el Q.P.R., ya que al gol del City se le
unían los dos del Bolton en el Britannia Stadium, que daban la vuelta al
marcador ante el Stoke y que metían a los de Hughes en descenso.
Touré se tenía que ir antes del final de la primera parte, pero ya
había cumplido, como normalmente suele hacer uno de los jugadores más
importantes del Manchester City. Entraba De Jong, que está más que
acostumbrado a salir como primer cambio 'citizen', y que sabe lo que son
partidos de este tipo. El descanso no tardó en llegar en el Etihad y el
City, por el momento, era campeón de la Premier League. Pero aún
quedaban 45 minutos de infarto.
La segunda parte comenzó con una gran ocasión de Agüero que despejó
Kenny, pero el gol llegaría del otro bando. La sorpresa saltaba cuando
Lescott fallaba de forma incomprensible y retrasaba un balón de cabeza.
Cissé recogía el regalo y no fallaba ante Hart, poniendo el empate en el
marcador y al City en segunda posición de la Premier. Quedaban más de
40 minutos de nervios y de mucha tensión.
Ante este tensión uno de los jugadores que nunca sabes como van a
reaccionar es Joey Barton. El inglés puede sacarse un pase genial con la
misma facilidad que puede autoexpulsarse de un partido. Y en esta
ocasión apareció el Barton malo. El inglés lanzó un codazo a la cara de
Tévez, el línea lo cazó y se lo comunicó a Mike Dean. El árbitro no dudo
ni un instante y expulsó a Barton, al que aún le quedaba tiempo para
agredir a Agüero y encararse con Balotelli.
El partido se ponía terriblemente mal para el Q.P.R., que veía como el
City le creaba una tras otra ocasión pero Kenny conseguía despejarlas
todas. Y esa no era la peor noticia, ya que en una contra tremenda
conducida por Traoré, que acababa de entrar al campo, el lateral puso un
centro tremendo para que Jamie Mackie cabeceara al fondo de las mallas.
Nadie en todo el estadio se podía creer lo que estaba pasando. El peor
equipo fuera de casa de toda la liga estaba venciendo en el inexpugnable
Etihad Stadium, en el partido más importante en los últimos 44 años de
historia del club.
Dzeko y Balotelli eran los elegidos por Mancini para solucionar las
cosas, pero el tiempo pasaba y el City no conseguía marcar. Y aún tenía
que hacerlo por partida doble. El partido seguía, pero el muro formado
por Mark Hughes, que se estaba vengando de su ex-equipo, era
impenetrable. Hill, Derry, y Ferdinand jugaron el partido de sus vidas y
no dejaban ni un sólo hueco para que el City pasase.
El partido agonizaba y todo parecía acabado. Pero en el fútbol, y sobre
todo en la Premier League, nunca se puede dar un partido por acabado
antes de tiempo. Ya pasaban 2 minutos del descuento, y los locales no
conseguían marcarle ni un sólo gol a un Kenny absolutamente genial en la
segunda mitad. Pero apareció Dzeko, a la salida de un córner para dar
una mínima esperanza a la hinchada que no paraba de animar. Los
aficionados se dejaban la voz en la grada, mientras el City iba a por el
milagro.
Y apareció el 'Kun'. El argentino, que había cuajado un flojo partido,
recibió un balón en el área que había salido de las botas de Balotelli,
que se había tirado al suelo para alcanzar la pelota. Agüero consiguió
llevarse a su par y disparar con todas sus ganas a portería. El balón se
colaba de forma inapelable entre los tres palos y el Etihad estallaba
de júbilo. Agüero se quitaba la camiseta celebrando el gol de la
victoria, el gol que daba la Premier que todo aficionado 'citizen'
anhelaba. Los aficionados lloraban de la emoción en la grada, llenos de
alegría, mientras en el campo, Kompany se arrodillaba en el césped que
les había visto vencer. Un gesto de capitán que ilustra a la perfección
las ganas que había en el club de conseguir algo grande.
Cuando Mike Dean pitó el final llegó la locura. Todos los aficionados
que se habían congregado para contemplar el milagro saltaron al terreno
de juego, en una de las invasiones de campo más emotivas que se
recuerdan. El City era campeón 44 años después y mantenía su campo
inexpugnable. 0 derrotas en 19 partidos en casa de Premier League este
año, una de las grandes claves de una victoria que se recordará durante
muchos años.
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