
Lunes noche, derbi de Manchester, el Etihad Stadium a rebosar. Cara a cara los dos mejores equipos de la Premier League a día de hoy, disputándose la liga a falta de sólo 3 jornadas para el final de la misma. Pocas veces en la historia ha habido un derbi en la ciudad de Manchester tan importante como el vivido en la noche del 30 de abril, donde los dos colosos de la ciudad se enfrentaban en un duelo que decidiría el final de temporada, una campaña que dependía para ambos de este título.
El Manchester City llegaba al partido en racha, con Agüero y Carlos Tévez en un estado de forma óptimo y con todas sus estrellas disponibles para que Mancini las colocase a su manera en el terreno de juego. Necesitaban los 3 puntos, justo los tres que su rival tenía de ventaja en la clasificación. El United, por su parte, llegaba al Etihad Stadium con la obligación de sacar al menos un empate que le dejase tocando con la yema de los dedos el título, pero los 'red devils' llegaban al derbi tras un pinchazo clave ante el Everton que había dejado abierta la liga.

El partido comenzó reñido, con ambos equipos practicando un fútbol directo y llegando al área rival, pero sin crear excesivo peligro y sin lograr que los porteros tuviesen que esforzarse demasiado. Aún así el United parecía crear más sensación de peligro cada vez que se acercaba a los dominios de Hart, mientras que el City, que era el equipo que debía ir a por el encuentro, parecía esperar su oportunidad con más calma.
Después de esos minutos de ligero dominio 'red devil', el City se hizo con el control del partido. Los 'citizens' comenzaron a controlar la posesión de la pelota y a perder menos balones. Esto les hizo encontrarse más cómodos en el campo, pero las ocasiones claras seguían sin llegar, ni para uno ni para otro equipo. Los locales seguían dominando y jugando bien al fútbol, gracias, entre otros, a Nasri, Tévez y Touré, los tres mejores de la primera parte por el bando de casa. También Agüero lo intentaba como de costumbre, pero se lió demasiado en varias ocasiones por intentar hacerlo demasiado bonito.

Después de que no cambiase el ritmo del partido en los primeros 15 minutos de segunda parte, Ferguson comenzó a mover ficha y metió en el campo a Danny Welbeck por Park. El coreano no había estado nada acertado, mientras que el delantero inglés llegaba al partido tras marcar en los últimos dos partidos. El cambio hizo que el partido tomase otra forma, con el United dominando más e intentando llegar al área rival, aunque la falta de ocasiones por parta de los 'red devils' seguía siendo preocupante.
Para parar esta pequeña reacción del United y en una decisión muy discutible, Mancini sacó al campo a Nigel de Jong por Tévez, en un cambio muy habitual en los partidos del City de este año, aunque el habitual sustituido solía ser David Silva en otros encuentros. Se iba Tévez aplaudido tras un gran encuentro y entraba el fuerte medio holandés para controlar e centro del campo a base de músculo.

El City perdonó varias ocasiones minutos antes de acabar el encuentro que hubiesen sentenciado el encuentro, pero la tensión permaneció hasta el final del encuentro, ya que, a pesar de que no se veía al United con la capacidad de remontar, el resultado era aún corto. Sin embargo, todo acabó como se veía venir y el City había vencido. El Etihad rugía con todas sus fuerzas porque veía como su equipo podía conseguir el tan ansiado título de la Premier League.

Inexplicable ese momento del final del partido, en que los hinchas se hicieron sentir (al igual que en toda la noche). Gran parte de este triunfo es por dejar todo en la cancha, pero también en las tribunas.
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